lunes, 27 de agosto de 2012
viernes, 24 de agosto de 2012
Partió con una incomprensión desesperada de las cosas, todas las cosas. En ese entonces, la solución a eso no se basaba en nada más que en silencio, en papas fritas, en de vez en cuando una cerveza en la playa por la noche, en la mañana caminar por la arena con pies descalzos, los audífonos y esa música que me pierde subir a la roca más alta y mirar como las olas impotentes chocan con las piedras constantes y desatan una espuma blanca que alcanza a llevar gotas de mar a mis pies y a veces a mi rostro, era eso, asi bien detallado como te lo dije, el silencio, el cantar de vez en cuando y tratar de decirselo desde ahí. Faltaría poco tiempo para que llegara un personaje conocido, que me había tocado enfrentar algunas veces pero no con esta intensidad, me hacía apretar lo dientes fuerte, convertir mis manos en puños apretados, y nada, lo que viene siempre, el porqué ir o venir, una vez más, la rabia. Pero admito que la mayor parte de ésta provenía de la inconstante imagen que formaba mi increíble imaginación. Cuando tocaba escapar lo hacía como liebre, pasando rápido por lugares claves, engañar así a las casualidades, engañarme así las ganas quizás. Después se vinieron cosas más difíciles, intentar pelear con todas las ganas, de a poco... el orgullo se fue impregnado por todas partes me fue llevando de lo que ya venía... el silencio, lo demás pues me duró poco, he de admitir. Así conforme al tiempo, siempre iba, nunca venía. Las pesadillas ¿sabes? despertar sudando y con la imagen aún presente, peor que los monstruos de pequeña. Aunque variaban, a veces eran como deja vú, pero que se tardaron mucho en llegar. O a veces era una simple representación desesperada que revelaba mi inconsciente, que había guardado de esa caja a la cual debía tratarse con indiferencia para todos y si se podía, bueno, también para mí. Unos labios que no se tocan pero se desean, las respiraciones fuertes, un bosque oscuro y unas linternas. Una casa enorme vestidos de gala, una escalera sin fin y lo que me temía hasta en la realidad "Qué vas a saber tú si ya no me conoces" decía. Y por último, más seguido y que me causaba más escalofríos, una cama y dos cuerpos. Y así, recuerdos borrosos, será la distorsión de las cosas, que veo lo que espero o me mantiene conforme. Porqué todo parece tan mentira? Yo nunca necesité naves espaciales. A veces me acuerdo hace años, muchos años, lo fácil que era y ahora bueno... antes las palabras eran como peces dorados sin memoria, que trataban de expresar todos los días lo mismo, esa cosa que se movía ahí en mi pecho que llevaba sensaciones al resto del cuerpo, ahora se transformaron más bien en pirañas que comen todo lo que encuentran, que clavan agujas en el estómago, y en el caso de que se me escape una, por el forzoso proceso que requiere, la respuesta es... nada. Otra señal absurda de que no, de la estúpida pregunta qué estoy haciendo? y caminar y caminar, tú sabes, esa es la solución. Nunca me di cuenta, hasta el otro fin de semana, estoy en cualquier punto y algo me llena la mente y siempre camino hasta ahí, mi inconsciente quizás, no lo sé. Y me sorprende que no comprenda mis silencios, cuando los árboles testigos de siempre decían en una imaginación propia -Qué más necesitas escuchar, ya no es tiempo de salir corriendo?- y ahí la respiración fuerte, el farol confuso, autos, autos por todas partes, y la mente no me dejaba hablar, menos antes, la ciudad me distraía o quizás eso quería que hiciera. Porque no, todo este tiempo hooney no he podido.
Y ahora podría formarlo como algo conocido, acercarme pronto a su oido y decir susurrando "Es tan lindo saber que usted existe" sonreír e irse. Eso, una figura ajena, conocidamente ajena, "somos como desconocidos que se conocen muy bien"
Buenas noches.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)