
Y cuando asuma la estupidez de la mayoría, cuando se de cuenta después que más estúpidos son los que siguen sus dogmas ciegamente y que agravando más la situación los patéticos seguidores lo encasillen a usted en algún cajón lleno de polvo al cual usted ni siquiera pertenece, que nada es suyo y todo huele a algo que no es usted, sino que es prejuicio de otros. Pues entonces ahí, comience a encontrarse, siéntase orgulloso de no ser de ese fucking grupo, olvídese con música inolvidable y recuerde siempre volver al piso de vez en cuando.