
miércoles, 29 de febrero de 2012
the dog days are over

domingo, 26 de febrero de 2012
él zapato, ella zapato, vo zapato, todos zapato.
Al final queda en eso, la discusión se basa en qué objeto cotidiano llevar esta vez, estos que tienen terminaciones en círculo o estos que son de metal, eso pasa, el hombre siempre termina volviendo las cosas más humanas, al principio para conseguirlas tenía un miedo horrendo, porque era desconocido, porque era nuevo, una sensación de escenario, que le provocaba entre un golpe y una risa en el estómago, y la respiración se acelera y los ojos se agrandan, pero reía, y al final todo eso lo hacía sentir más vivo, después cuando lo tiene lo acostumbra, lo hace cotidiano y pierde toda chispa, todo detalle que antes tenía, y así pasa con todo, desde los objetos, hasta las personas. Y cuando crecen se quedan con lo seguro, lo que ya está acostumbrado, sin chispa alguna, un escritorio, un maletín, lustra zapatos y las tarjetas puestas en un orden especial, y la persona que está contigo se vuelve lo mismo, lo de siempre, lo cotidiano y al final las mismas conversaciones se basan en qué maletín, en qué zapatos, en qué color de toalla, las personas nunca piensan sobre algo más que no este en su dominio, porque les teme, y por eso también temen ser diferentes.
Me encantaría nunca habituarme a nada, no llegar a tener esas discusiones que me parecen tan estúpidas, y por la mierda, ojala mi mente nunca llegue a ser tan zapato, ojala que tenga cosas pasajeras increíbles para quedarme con eso, ese buen sabor, buen recuerdo, buenos colores, buena sonrisa, que queden ahí, intactos como algo imperfectamente increíble, que no se arruine con el tiempo, ni con la costumbre, ojala no llegue a acostumbrar nunca a nadie, porque en el momento que lo haga habrá que irse para volverlo un recuerdo como el que mencioné, como los recuerdos que quiero.
viernes, 24 de febrero de 2012
silba young folks

jueves, 23 de febrero de 2012
lunes, 6 de febrero de 2012
Piazza, New York Catcher

Te escribo esto desde lejos, quiero contarte algunas historias y ver tu rostro con tus expresiones y tus arrugas cuando sonríes, podría contarte la historia de la señora con un tigre de mascota, el hombre que compra 3 zapatos en vez de un par, o el elefante que pasa todos los días en frente de la estación de metro disfrazado de perro, como si por su ladrido especial no delatara su trompa escondida, que provoca ese particular ladrido. Quiero dormir siesta con tus manos y cantarte despacito al oido, como me gusta, y como nunca puedo. Tengo mañanas fuertes y me dan ganas de volverlo más azul, y se me ocurren ideas, se me ocurren dibujos, y un par de letras, se me ocurren papeles arrugados y pasta de dientes.
Y camino, camino mucho, porque me encanta hacerlo, pero deja de gustarme cuando sé que no voy a encontrarte, y dejan de sentirse ciertas cosas, y camino de otra forma, y canto menos las canciones. Detesto que a veces las cosas se pongan tan verticales, tan cuadradas, que las encerremos en cajas hasta que se ahoguen o que queramos mirarla a unos ojos imaginarios hasta comprender con perfección, pero ahora no es eso. Que busco un café, prefiero mi sonrisa favorita, y que se acompañe por sus otras cosas, cada una de sus cosas, con dudas, con miedos, con talentos, con terceros. Otro día y sí, no sé cómo explicarlo, cómo explicar que tengo tantas ganas de irme más lejos de lo que ya estoy de ti sin dejar de echarte tanto de menos.
En la noche te escribo, a veces nisiquiera en papel, y ya no lo hago más en servilletas, te escribo a veces con las moscas o con lo que hay de uña en las boletas del metro, te escribo en el puente con las lineas de metro abajo, te escribo en mis caminatas largas, te escribo cada vez que te recuerdo, pero nunca recordaré todo lo que te escribí. Llevaba un par de sorpresas entre los dedos, te iba a decir que si lo entendía, diciéndote cosas que no ibas a entender, pero que para mí iban a ser suficientes, como.. "por supuesto que entiendo, es como que podrían dejar de gustarme los trenes o elefantes, y nisiquiera estaría abandonándolos o cediendolos, y tampoco le tendría miedo a cualquier tipo de fin porque sé que nunca lo sería, porque permanezco, pero contigo, o sin ti, pero aún así los elefantes siempre serán orejones, y los trenes siempre tendrán pasajeros" y tren, ahora que lo menciono, Love in a Train, no es una canción. Pero no, tampoco lo entendiste ahora, verdad? Me gusta poner siempre en el ejemplo a un animal, como lo haces tú, me gusta que lo hagas así, como con manzanitas o con patitas. Quiero, quiero el columpio, quiero volver canción lo que suena siempre en mi cabeza... quizás es estúpido e imbécil escribirte esto ahora, que quién puede pensar esas cosas cuando hablamos ayer, pero ahora hay unas sensaciones enormes, por jugar a ir tan rápido, por jugar a ser niños y saltar de un paso a todo el futuro y adultos y cosas que son regodionas, el problema, es que ahora no pretendo vivir esto de otra forma que no sea como de niños, so naive, así lo quiero.
Buenas noches.
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