martes, 11 de septiembre de 2012

today was a such lovely day to say goodbye

lunes, 10 de septiembre de 2012

un domingo, la brisa común de septiembre, la tarde cálida, no estaba en mis planes ir, fue algo de momento a otro. verte, asimilar la diferencia de tu imagen, mirarte a los ojos que seguían siendo verdes. "la isabella tiene los ojos parecidos a los tuyos" decía mi mamá. y miraba mi cara por mucho tiempo. sentirla respirar, sentirla mirar... "era tan lindo saber que usted existía" pero ya no... y todo fluctúa entre una promesa en que no pude cumplirte.

domingo, 9 de septiembre de 2012

es tiempo de iniciar otros viajes, sacar la mano por la ventana, cantar con ganas en el camino, que te duelan los pies de tanto caminar, sonreír en el camino. todas las cosas que pesaban en mis hombros se desvanecen rápidamente y quiero cosas nuevas, y siento de nuevo y sueño de a poco.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Tornillo

En uno de sus libros, Morelli habla del napolitano que se pasó años sentado a la puerta de su casa mirando un tornillo en el suelo. Por la noche lo juntaba y lo ponía debajo del colchón. El tornillo fue primero risa, tomada de pelo, irritación comunal, junta de vecinos, signo de violación de los deberes cívicos, finalmente encogimiento de hombros, la paz, el tornillo fue la paz, nadie podía pasar por la calle sin mirar de reojo el tornillo y sentir que era la paz. El tipo murió de un síncope, y el tornillo desapareció apenas acudieron los vecinos. Uno de ellos lo guarda, quizá lo saca en secreto y lo mira, vuelve a guardarlo y se va a la fábrica sintiendo algo que no comprende, una oscura reprobación. Sólo se calma cuando saca el tornillo y lo mira, se queda mirándolo hasta que oye pasos y tiene que guardarlo presuroso. Morelli pensaba que el tornillo debía ser otra cosa, un dios o algo así. Solución demasiado fácil. Quizá el error estuviera en aceptar que ese objeto era un tornillo por el hecho de que tenía la forma de un tornillo. Picasso toma un auto de juguete y lo convierte en el mentón de un cinocéfalo. A lo mejor el napolitano era un idiota pero también pudo ser el inventor de un mundo. Del tornillo a un ojo, de un ojo a una estrella… ¿Por qué entregarse a la Gran Costumbre?