
y no importa lo mucho o lo poco
que realmente seas.
que realmente seas.
Y a lo mejor, si la sonrisa viene
de muy, muy adentro
puedes llorar sencillamente
sin desgarrarse
sin desesperarse
sin convocar a la muerte
ni sentir un vacío.
Llorar, sólo llorar.
Y si es que tu sonrisa todavía existe
se vuelve un arcoiris
Benedetti.