
Hasta podían encontrarnos formas de árboles o hasta silloncitos, las cosas cambian siempre debajo de ese árbol, y mientras algunos se preocupan de cortarle las ramas, otros protestan porque quieren que las raíces crezcan ojalá y lleguen hasta sus propias casas. Nos sumergimos en eso, porque somos de los que mantienen los recuerdos apegados a nuestra existencia, por eso el mate, los vidrios de diferentes colores que se mueven con el viento y que hacen una melodía fugaz, por eso una vez los encontré a todos riendo y gritando, estaban felices por lo menos. Y no sé si eso nos convertirá más en algo, no sé si esas cosas, todos esos detalles, nos harán mejores o no, pero realmente no me importa. No sé si la ida hizo que nos hiciéramos más nosotros o tomáramos otros roles para protegernos mejor, y aveces me cuesta saber si es que seguimos siendo los mismos. Y sabes, hay tantos planes ahora, para mantenerles la cabeza ocupada, hay tantas historias y recuerdos, como te dije antes que se mantienen siempre presentes, para recordarnos un poco a qué vamos con todo esto. Pero ya sabes, somos todos nosotros así, somos vidrios que se mecen en el nogal, todos diferentes de colores y de forma, ojalá que ninguno se caiga ni se rompa, no lo creo así en verdad, porque siempre el nogal nos sujetará fuerte.