martes, 12 de octubre de 2010

Se llama como tú

una vez te encontré mirandome fijo en el reflejo que había en el vidrio en el que nos apoyabamos, a pesar de que miré de reojo, conozco esa mirada perfectamente. hubo veces en que nos tocó tener encuentros extraños con personajes de esta ciudad, les otorgabamos sobrenombres extraños, les haciamos gestos y risas, y después de todo siempre terminabamos por irnos a la entrada de siempre con una vereda ancha y gris. había veces en que empezabamos a improvisar, de todos modos reíamos, nos enojabamos porque eramos demasiado diferentes, pero qué mas da eso nunca importó. y me contaste mucho, me enseñaste poco, si no fuera porque aún recuerdo, que te vi llorar y parecías la criatura más débil, sólo porque vi desde ese punto, conocí todas tus formas de ser, las que tenías conmigo y con los demás. conocí tus ánimos, conocí tus costumbres y tus respuestas a diferentes hechos, conocí tu forma de recordar, y conocí qué cosas te hacían empezar a querer. y tú no sabías, porque guardaba el secreto. pero qué, tu también lograste adivinarme muchas veces, por lo que no eran necesarios los sermones que hacía la mayoría. y aún con todo, y así con todos y para todos. ahora somos unos personajes más de esta ciudad, nada más.