sábado, 8 de octubre de 2011

ahora lo sabes

la otra noche empecé a pensar con acuarela, empecé a tratar de buscar un dibujito inexacto que pudiera regalarte, que con sus colores y su papel arrugado comprobaran todo, y nisiquiera comprobar, sino que dieran a conocer que es la mejor verdad y la más real de todas. los audífonos me ocultaban de cualquier otra cosa, y empezaron a aparecer letras con melodías lentitas, armónicas para lo que quería hacer en ese momento, para lo que quería decirte en ese momento.
el problema es que no pude encontrar ningún dibujo más que fotografías colgadas de un techo alto, tenía que subirme a los pisos rojos para subir a verlas y sonreír un rato. y es que me imagino, corriendo por la ciudad, buscando en los faroles como siempre con el sol cayéndose y los edificios sosteniéndolos y los árboles haciendo figuras en el piso que cambian con el viento, me imagino eso y un par de bicicletas, de esas clásicas, antiguas. pero cuando pienso en todo eso, nunca se viene a mi mente los números impares.