viernes, 7 de octubre de 2011

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acurrucarme en el sillón blanco, el techo alto, la espuma de la cerveza que desaparecía y empezaba a ganar calor, los labios húmedos después de un trago y después algo de humo que nos abandone un poco más, las cosas se iban haciendo más ligeras, yo no podía parar de pensar en una cosa, una sola cosa. es un juego, solo eso, que pierdo y gano a cada momento. me gustaba sentarme en ese sillón, tirar la cabeza hacia atrás, viendo los detalles efímeros del techo lejano, y acercando el cigarrillo a los labios, para empezar a sumergirme en el sillón. las voces se hacían lejanas, y empecé de a poco a escuchar hasta sus pensamientos polilla, mentiras zapato, soledades de baño. y ahí fue cuando quise salir, fue cuando pensé que la mejor forma de arreglar las cosas es... caminar.