domingo, 10 de noviembre de 2013

el típico amigo de micro por quedarme ahí en el paradero esperando la 405, a veces 5, a veces 10 minutos, da lo mismo, nunca se me hace tanto, 5 am con las manos frías ocultas en los bolsillos de la chaqueta y piensopiensopienso como nunca, sobre todo esa noche. ya han habido 3 más, a no ser de que el resto no los recuerde, los dos hombres que venían de un carrete, uno bien jote, otro bien humilde, hablamos de derecho, y no sé quizás era porque era de noche, que les conté mis ganas de cambiar el mundo, mi plan, mi estrategia... la despedida nunca es amarga, aunque sé bien que nunca los volveré a ver. el otro tipo, más de mi edad, que hablamos de todo, de religión, política, música y no sé, quizás es sólo porque es de noche que llego y les cuento y les cuento como a pocos... y es un tanto irónico que ellos en una micro, llena de gente con alcohol en la sangre, algunos fumando ahí mismo, algunos saliendo a vomita, ellos a veces llegan a saber más que muchos que pasan años conmigo, y se van y se llevan lo que a veces ni yo se de mi. una coincidencia quizás, un cruce de no se qué, quién sabe..

martes, 24 de septiembre de 2013

cuándo fue que me atrapo así como con tentáculos, apretándome el estómago, enredando mis palabras, llevando mi mirada al piso, haciendo sudar mis manos y poner mis pies inquietos, que perdí toda confianza, la de siempre. que me dijeron que "no creían", lo tomé como imposible y ahí fue cuando me fascinó y eso fue lo que provocó. pero es un capricho, ja.. sólo un capricho. 

jueves, 12 de septiembre de 2013

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Y tú no tenías idea, que cuando estabas aquí, esconderte entre mis sábanas no era ninguna táctica, ninguna estrategia.. que si llegaba a acariciarte así, que si llegaba a rozar así tus labios era porque una parte de mí latía bien fuerte cuando me mirabas tratando de adivinar que pensaba... que sí, eramos fugaces, nunca llegaríamos a alguna parte con esto tan pasajero. Pero a pesar de todo, fuiste una aventura increíble.

viernes, 26 de julio de 2013

Brown eyes.

corrompí su silencio mirando sus ojos hasta el fondo, hasta donde nadie le gusta llegar, sin ver mi reflejo, sino quedarme ahí viendo ese café confuso, ese café de pocos, café de mañana, y supongo que entonces lo supo, supo todas mis noticias inverosímiles, supo todas mis malas suertes y mis casualidades curiosas, supo mi miedo por los zombies, supo mis íntimas formas de imaginarme historias ficticias sobre la gente viendo sus zapatos o sus manos, o sus ojos, supo cuanto me gusta caminar, se enteró de mi gusto por el mar, se enteró hasta de mis más profundos secretos, y por sobre todo, conoció mis intenciones.

Fue en otoño.

No era miedo. Miedo fue cuando con 5 años escuché escondida desde las escaleras de madera, que el sol era una estrella, y que todas las estrellas se acababan. O a los 4 cuando 3 tardes de la semana me asustaban con que me escondiera porque la basura me iba a llevar (en ese entonces nunca lo tomé como un insulto). Ahora no es miedo, no hay miedo, y a veces me juega en desventaja. Que acá me voy y punto. Pero fue muy rápido y necesitaba mínimo un lápiz, algo de papel, cigarros, para que fuera la noche que siempre quise, caminar y caminar. Y si tenía pensado huir, habría ido a donde siempre huí. Ahí nadie me encuentra jamás. Y sigue igual a pesar de los años. El puente, cruzarlo de una vez por arriba, y mirar hacia abajo, y colgar los pies hacia los autos que pasan y pasan por abajo iluminados por las luces amarillas. El puente paralelo, con una vista increíble, podría decir las mejores cosas con mis pies sobre ese puente. A pesar de todo, a pesar de lo enfermo y bizarro, de como su boca se extendía para gritar, del contexto estúpido (y sin incluir dentro de esto sus razones)... algún día me iré porque algo pasa, algo que me lleva buscando hace mucho, y no lo puedo encontrar acá.

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Yo jamás había visto libertad semejante, nunca había visto tanta historia, y me contaba y me contaba cosas, así como si nada, así como si todo... yo en cambio voy de a poco, voy a paso caracol revelando cosas. Traté de explicárselo en unas escaleras, era de noche ya, tenía las manos frías, y me miraba y me decía que complicaba las cosas, pero no había cosa más simple. Se lo contaba con las mejores palabras que encontraba, y aún así no me entendió, le parecían miedos, le parecía que quería escaparme, que me sentía atrapada. E irónico que después de todo, lo que trataba de decirle, era que me encontré con un mundo demasiado diferente, muy diferente (ahí fue cuando le pareció que tenía miedo) y que hasta ahora, incluso con las historias más extrañas que ha contenido... me encanta.

lunes, 15 de julio de 2013

Larry dice: Cosmic Girl

La cosa había empezado así de la nada, más impredecible imposible, así como te gusta y así como comienzan a ser razonables tantos impulsos. La música zorrona, la mano en tu cintura, me gusta ese caminar, como que no veía más que eso y había tantas luces y el Iván detrás, más lindo, confirmo... mi mejor amigo. Me gustaba como bailabai como mandando todo a la mierda, como lo que te expliqué de que eras un kinder sorpresa y ahí estaba bailando conmigo. Acercarse, hacer paso entre los cabellos, llegar al oído y decirlo despacio, el reto, el desafío, me habría gustado susurrarlo, creo que todo suena más tentador cuando se susurra, pero jamás me habrías escuchado, te miré, sonreí, tú también. Pasemos a la casa, porque el intermedio es algo incómodo, que el amigo zorrón, que dos cigarros en la caminata a Providencia pa tener algo en los labios, tirar el humo hacia arriba porque así soy como un trencito, y bueno, me encantan los trenes. El taxi, la piscola, blabla. La pieza, que el viejo udi está en la pieza de al lado, me cae bien aunque me ha dicho como tres palabras y bueno. Yo, ahi, 5 am. Me escondo casi como oruga en las frasadas y me diste la espalda y te reías y dije algo estúpido, una excusa, sabía el efecto que provocaría. Te inclinaste y empezaron a tocarse los labios suavemente, no me había dado cuenta pero yo respiraba diferente, y estaba oscuro, obvio po, 5 am, y como que todos mis sentidos se agudizaron. Y acariciar así, y conversar y conversar y de nuevo besarse y cambiar, porque cada uno era diferente y, tocabas mi pelo, mi pelo enredado y me mirabas y me pesaban los parpados, pero no quería dormir. Beso suave en tus labios, no cierras los ojos y me miras, y beso en la nariz. Y sonríes. Al final quedar en que dormiriamos definitivamente, cucharita y me tomabas la mano. La mañana de un domingo nunca había contenido tanto triunfo, yo caminando por Los leones con una sonrisa que iba dedicada hasta sacerdotes, hasta... no sé, la peor cosa. De que hay un enredo lo hay, como de lana, y yo un gatito jugando con el ovillo inocente, o yo naive, no sé. Aunque haya enredo, sopa de letras, exigencia de respuestas de dado de la nati, preguntandole al Larry por mi futuro, eso... precisamente esto, esta incertidumbre de no saber donde mierda vay, pero vay a una parte, que podi sentir cosas, que podi no sentir cosas, que podi ser independiente de cosas, que derrepente podi agarrar tus cosas e irte a cualquier parte, valpo podria ser (aunque quería buscar excusas pa ir contigo) fue un pasaje de tren, de avión, fue no sé, una bip.. y voy por caminos y ya no estoy esperando en mi eterna banquita.

sábado, 22 de junio de 2013

Conservación de los Recuerdos.

Los famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos en la 
siguiente forma: Luego de fijado el recuerdo con pelos y señales, lo 
envuelven de pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado contra 
la pared de la sala, con un cartelito que dice: «Excursión a Quilmes», o: 
«Frank Sinatra». 
Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los 
recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el 
medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: 
«No vayas a lastimarte», y también: «Cuidado con los escalones.» Es por 
eso que las casas de los famas son ordenadas y silenciosas, mientras en las 
de los cronopios hay gran bulla y puertas que golpean. Los vecinos se 
quejan siempre de los cronopios, y los famas mueven la cabeza
comprensivamente y van a ver si las etiquetas están todas en su sitio. 

Julio Cortázar.

Quizás el error más franco fue aceptar que eramos un cronopio y tu un fama, que olvidó poner etiquetas, porque quería desconocer, que abundaban más las sábanas que cualquier señal. Quizás fue porque empecé a contarle historias a mis recuerdos, además de las múltiples advertencias para que no se lastimaran. Tal vez se confundieron y quisieron ser más como esas historias que como ellos mismos, y así derrepente ficción, hermosa ficción que se mezcla con la realidad burda de mis recuerdos y yo así mirarlos y sonreír con las patitas de gallo al lado de los ojos y estos mirando hacia el piso, tomar a la Rosita y cantarles una canción.

viernes, 21 de junio de 2013


Por eso le puse Rosita a mi guitarra.