sábado, 17 de abril de 2010
Círculos.
Me metía entre todas esas prendas, de diferentes colores y texturas... corría en círculos, y no me mareaba, como los otros niños. Me gustaba sentir todos esos colores defigurarse a mi alrededor, que las texturas pasaran por sobre mí. Y había de todo, perfumes de diferente tipo, texturas, colores, sensaciones, y esa respiración acelerada. No me importaba correr en círculos, sabía que de todos modos llegaría al mismo lugar en relativos pedazos de tiempo. Y aveces me perdía, perdía las direcciones de tanto concentrarme en las sensaciones y en lo que era todo eso desparramado por lo que me rodeaba a mi y a mi pequeña estatura. Cuando llegaba a ese punto me detenía... a pensar un poco, a quedarme inmóvil al ver como todo dejaba de tener tanta belleza, tanta mágia sin mi movimiento inquieto. Entonces de un momento a otro escapaba (sin quererlo realmente) ... porque hay veces que pasa, que hay algo tan bueno que llega a darte miedo (lo leí por ahi, y aseguro que es verdad, además por el secreto que agregaron luego). Pero ahora no es ese conjunto de prendas lo que produce esa sensación en mi.