jueves, 25 de noviembre de 2010
De papel
Pero después siempre existía una soledad que les comía los huesos, lo decían y trataban de explicarlo en libros y poemas, pero nunca sentí eso cuando llego la situación. La presencia inquieta con movimientos suaves, quizás los ojos perdidos en alguna sensación, pero qué más, qué más, se aproximan y los ojos se miran y casi se hablan. Si ahora eres tú, y vuelves a ser conmigo lo que eres aún sin mi... porque se nos puso la pieza del puzzle entre medio de las narices, y terminó acomodandose en su lugar para no querer salir. Y en eso, hay una mezcla de nuestras escencias, que terminan quedandose de todas formas por muy lejos que pueda irme. La baraja siempre incierta, eso es, descubrir y tener mi cuerpo inmerso en todo lo que existe en ese momento. Si las gotas cayeran esta noche por la ventana sólo aumentarían el pensamiento y las líneas en el libro rojo. Y con encuentros extraños, de señales por poderes que desconozco, sigue siendo siempre diferente. ¿Qué me queda por decir? já . Si fueran buenas noches te lo diría por el oido en la mañana.