Y estaba en el túnel oscuro, con un fósforo en las manos, sólo uno. A pesar de estar en medio de toda esa oscuridad, prendí el fósforo el cual formo su pequeña explosión entre el roce. Una vez que lo encendí todo se iluminó tal vez con eso habría podido encontrar salidas, era lo más probable, pero quién no se pierde en la
lucesita naranja de ese pequeño fosforito después de estar tanto tiempo oculto en rincones, después de todo sabía que después de haberme enterado de tantas salidas tendría que terminar quemándome los dedos y el fósforo acabaría todo quemado.