sábado, 13 de marzo de 2010

Cabeza de perro

Siempre en mis sueños aparecía un pianista... con sus manos blancas y dedos rápidos deslizándose por cada nota. Los martes tocaba una melodía fuerte, con sonidos graves y violentos, y en sus manos se veía la rabia con que apretaba las teclas. Los jueves tocaba una melodía suave y dulce, con toques de beso, caricia y una autentica sonrisa reflejada en el movimiento de sus manos. Y después los domingos lentamente entonaban sus manos una canción melancólica, acompañado de un poco de vodka, su camisa arrugada de las mangas y la figura con un vestido rojo que aparentemente sus manos nunca podrían tocar.