
Quién lo diría. Porque si no hubiera sido por tu sueño extraño, por el maldito festival, por el café que habías tomado hace poco, por tu pánico por los terremotos, porque estabas despierta, porque saliste corriendo, por aquel muro, ahora... estarías conmigo. El otro día... cuando te vi por última vez(tu cuerpo nada más), no fue nada lindo que digamos... te heche de menos y tu hermana estaba presente y lloraba cada vez que la veía porque se parece demasiado a ti por como hablan. Y me presentaban a mil rostros desconocidos como "Hija de rodrigo" y yo no recordaba sus nombre ni quienes eran, porque no me importaba nada en realidad... solo que tenía que irme cada ciertos momentos para llorar a solas. Y recordé muchas cosas, tu té por la tarde, tu sentido del humor, tu manera de bailar, tus anécdotas. Recuerdo una vez... cuando me quedé a dormir unos días a tu casa, que siempre tubo ese olor tan particular tuyo, y veías tv hasta tarde (en realidad te gustaba dormir con algo encendido) . Tenías una sabiduría incomparable, porque de cualquier tema podía hablarlo contigo... y tus concejos también eran de los mejores y nisiquiera tenia que pedírtelos, llegabas justo en el momento que los necesitaba... y como los necesitaba abuela, ahora que conocí a la flavia.
El primer día que supe esto fui directamente a tu pieza... y fue casi una satisfacción después de haber empujado la puerta... ver tu estilo gitano, tu "orden" , ese sol peruano que siempre te encanto, tu ropa, tu tecito, tu tele, y sobre todo tu aroma que siempre se distinguió por los demas... era como si estubieras aquí aun, tanto asi que casi no podia asimilar lo que hablaban los demas por todo el día... y con mi papá lloramos ahí.
Después de tanto incienso, de tantas flores, de tanto llanto... la última vez que fui a tu habitación ya no estaba tu olor, y comprendí que te irías lentamente.
En el almuerzo familiar que tubimos fuimos a la parte de atrás de tu patio, donde está ese Nogal enorme que tu misma plantaste el cual siempre me gusto por la sombra que dan sus hojas y ese día te habría gustado porque había viento entonces las sombras cambiaban y era un clima perfecto para tu té de la tarde.
Te escribo esto porque a fin de cuentas nunca te dije todo lo que te queria y te admiraba... perdoname, espere demasiado.
Eras una abuela única... porque tu no hacias galletas ni tenías pajaritos, ni gatos. No, tu eras de las abuelas rudas, políticas, que te decían las cosas sin dar vuelta, y que peliaste siempre no por ti... si no que por la gente que amabas. Eras, eres, y serás siempre la abuela que admiraré por todo lo que hiciste y eras.
Y ahora siempre que vaya a tu casa... iré primero que todo al Nogal a contarte algunas cosas. admirarte un poco y recordarte de nuevo.
"Mijita estúpida".